Las no monogamias éticas ofrecen una respuesta contundente a los mitos del amor romántico. O al menos eso parece hasta que esa respuesta es comparada con la de la agamia. Es entonces cuando descubrimos que monogamia en serie (o secuencial), poliamor o anarquía relacional, así como el paraguas completo de las llamadas relaciones abiertas o relaciones sin etiquetas son una tierra de nadie entre la tradición patriarcal y una transformación relacional con verdadero contenido.
Hace unos días posteé en algunas de mis redes esta imagen. Como dije entonces es una modificación de otra previa que circulaba con éxito, especialmente entre las comunidades relacionalmente no normativas. En ella figuraban solo las dos columnas de la izquierda, en las que las llamadas “alternativas éticas” dan respuesta a los mitos del amor romántico. Yo añadí la agamia a ambas.
Creo que algunas de las ideas que pretendía transmitir con
la modificación saltan a la vista. También creo que otras no tanto, porque la
fórmula empleada es visualmente potente pero obliga a sintetizar muchísimo el
mensaje. Escribo este post porque creo
que merece la pena desplegar la comparación plenamente. Estoy seguro de que
dentro de un par de párrafos, a más tardar, vais a estar de acuerdo conmigo.
He dicho muchas veces (en Agamia. Día uno es donde más desarrollado lo podéis encontrar), y me quedan muchas más, que el amor romántico no es otra cosa que la
moral de la monogamia indisoluble, y
que la revolucionaria crítica al amor romántico no llega más que a sustituirla por la de la monogamia secuencial,
dando pie, un poquito, a asomarse a las no monogamias éticas (poliamor,
anarquía relacional…). Entre la monogamia secuencial y las no monogamias éticas
la distancia, por tanto, es fácilmente salvable, lo que se aprecia aquí en que
ambas propuestas acaban encontrando acomodo en la segunda columna. Para que esa
columna pueda presentarse como una transformación significativa debe oponerse,
por tanto, a la más antigua y obsoleta de nuestras morales relacionales,
todavía vigente, pero ya manifiestamente apolillada. En cambio, entre una convencional sucesión de parejas
y, por ejemplo, la vanguardista anarquía relacional, los principios morales
pueden compartirse sin apenas conflicto.
Veremos que, al comparar
estos principios con los de la agamia no solo se produce siempre un nuevo
salto significativo, sino que a veces la
distancia recorrida es tan grande que, por comparación, amor romántico y
alternativas éticas quedan casi confundidas. Por eso nos da este gráfico
una estupenda oportunidad para entender hasta qué punto la agamia dista de
otras alternativas a la monogamia o, por decirlo en términos más políticos,
hasta qué punto las alternativas éticas no son otra cosa que una reforma, casi
una respuesta obligada, evolutiva, a la transformación sociocultural en la que
las victorias feministas van siendo acompañadas
también de derrotas ante el capitalismo patriarcal.
1. MEDIA NARANJA – SOLO ME VALGO. ELIJO COMPARTIR – ANIMAL POLÍTICO
Seguramente sea en este primer punto en el que mejor se
refleja lo que indicaba en la introducción.
Es llamativo que una propuesta con aspiraciones
transformadoras haga suya una idea tan neoliberalmente individualista como la
de que nos valemos solxs. Pero no se trata ya de lo evidentemente falsa que es
esa afirmación. Lo verdaderamente chocante es hasta dónde la simple descripción de la actualidad relacional, compuesta forzosamente
por una sucesión de periodos en pareja y periodos sin pareja, coincide con la
propuesta de las alternativas éticas. Como en toda reforma conservadora
vemos que el lenguaje incendiario tiene como función distraer de la ausencia de
cambio profundo.
2. EMPAREJADÍSIMOS – ESPERA, ¿ESO LO HE DECIDIDO YO? – LA PAREJA ES SOMETIMIENTO PATRIARCAL
Que la pareja es una
institución creada por el patriarcado para el control de las mujeres no
merece discusión. Solo cabe valorar en qué medida esa pareja es nuestra pareja.
La respuesta desde la agamia es que el marco moral ha sufrido ciertas modificaciones
pero la estructura, la forma de la pareja, aquello en lo que ella consiste,
está intacta, y la estructura es la materialización del marco moral previo. La
pareja es la herencia que nos queda del sometimiento patriarcal y, mientras
exista la pareja, el sometimiento patriarcal estará entre nosotrxs.
En este punto vemos uno de esos cambios verdaderamente radicales
que convierten al amor romántico y las alternativas éticas en dos momentos de
lo mismo. El verdadero paso de una sociedad esclavista a una que no lo es no consiste
en que algunas personas dejen de ser esclavas, sino en que la esclavitud sea
abolida.
3. MONÓGAMXS – MEJOR LO HABLAMOS – NO APROPIACIÓN SEXUAL
Lejos queda ya el tiempo en el que el poliamor denunciaba
abiertamente la monogamia. Hoy esa denuncia ha salido del programa, y aunque la
encontramos en algunos espacios privados, lo que consta en los oficiales es la
convivencia cordial con la monogamia. Las alternativas éticas buscan su sitio
en el espacio hegemónico y, para encontrarlo, se ven obligadas a convertir su
ética en una simple opción.
La agamia se sitúa a años luz de esa equidistancia, pero se
diría que lo único que ha hecho ha sido recoger el testigo que el poliamor
decidió abandonar para que no estorbara en su ascenso. Y para ello utiliza una
herramienta más radical que la negociación de la libertad sexual: la libertad sexual pasa a ser
innegociable.
4. FIELES – LEALES A LO PACTADO – PRINCIPIOS MORALES COMUNES
Tercer punto directamente relacionado con la apropiación
sexual, núcleo del gamos y muro contra el que las alternativas éticas se han
dejado la cabeza.
Centrémonos esta vez en el concepto “pacto”, que no es otra
cosa que “contrato”, y que consagra la idea de que las relaciones están
integradas por individuos con intereses contrapuestos, es decir, por
competidores en un mercado universal.
Frente al contrato,
la agamia fundamenta las relaciones en el consenso, que es el resultado de la
reflexión moral (o ética) común, espacio en el que los individuos descubren
progresivamente la naturaleza del bien común y pasan a desearlo
espontáneamente, sin pacto o contrato que supervise ese deseo.
El binomio consenso/contrato determina las posibilidades de
una relación y de las relaciones en una sociedad. Cuanto más deba una relación
(o una sociedad) apoyarse en el contrato más atenazada estará por el
enfrentamiento de intereses. Cuanto más prevalezca el consenso mayor será su
capacidad para actuar de manera coordinada en pos de los objetivos comunes.
5. CELOSXS – COMPERSIÓN – JUSTICIA
La compersión fue la tierra prometida del poliamor, porque
los celos eran su infierno.
Enseguida se comprobó que “sentir compersión” era como
sentir a dios, algo que se declaraba en público pero que se anhelaba en la
intimidad. Lxs compersorxs eran, en realidad, pocxs, y la compersión pasó a ser
“el arte de la compersión” y “el camino de la compersión”; un horizonte lejano,
casi casi un espejismo. Hoy de lo que se habla es de que bueno, sí, hay que
intentarlo, pero es difícil, y lo que hay que hacer en realidad es asumir que
los celos serán muchos, y la gestión más, y las consecuencias, veremos…
Las alternativas
éticas siguen teniendo pánico a los celos porque los celos vapulean sistemática
y cruelmente a quienes las practican. La razón es que, como hemos podido
comprobar en los cinco puntos anteriores, todo sigue valiendo, de hecho cada
vez valen más cosas, y cuando todo vale, es decir, cuando lo mismo vale lo
justo que lo injusto, el sufrimiento aumenta sin freno.
Las personas ágamas
no tememos particularmente a los celos, porque los celos no son más que el
síntoma de una injusticia, por nuestra parte o por parte de las personas
con las que nos relacionamos, y nuestro empoderamiento moral nos permite
reflexionar sobre ella, abordarla y resolverla.
6. MUY MUY ENAMORADXS PARA SIEMPRE – MUY MUY ENAMORADXS LO QUE DURE – EMOCIONES SALUDABLES
A lo que nunca va a renunciar una propuesta conservadora y
neoliberal es al amor, porque el amor es la fuente de placer inmediato,
imprescindible para controlar a los sujetos como trabajadorxs y consumidorxs
alienadxs y no organizadxs. Si el discurso proviene, en última instancia, del
mercado, su primera palabra, su primer principio, será el amor.
Que el amor es un desequilibrio emocional incapacitante tampoco ofrece mucho margen para el
debate. En realidad los mitos del amor romántico son el resultado de un largo
proceso de investigación en psicología social que nunca distinguió entre buen y
mal amor, hasta que Coral Herrera decidió poner de nuevo el contador a cero y
decir que lo malo no era el amor, sino el amor romántico, y que podíamos volver
a enamorarnos sin miedo.
Nunca se debió hacer esa distinción, del mismo modo que
nunca se debe distinguir entre buenas y malas drogas. La distinción es entre
uso, cantidad, función y papel sociocultural. Debemos amar poco, amar con
cuidado y, en última instancia, no amar, porque cualquier cosa verdaderamente
buena que nos proporcione el amor podemos acabar lográndola sin él.
7. NUESTRO AMOR TODO LO PUEDE – ACEPTÉMOSLO. NO. CUIDADOS Y REPSONSABILIDAD – MATERIALISMO RELACIONAL
El materialismo
relacional es la introducción en la ontología de las relaciones de un tercer
elemento: estoy yo, están lxs otrxs pero, además, están las cosas
(recursos, acciones, prácticas, trabajos, símbolos…). Es la idea de que
relacionarse no es el encuentro entre espíritus, sino entre sujetos situados
(en el mundo) que se relacionan para algo, y es la superación de la dicotomía
del primer punto SOLX / COMPARTIENDO, al entender que es la relación con el
mundo, con nuestro desarrollo en él y con él, lo que determina qué agrupación
es adecuada para cada circunstancia.
Por expresarlo en los términos de la imagen, es dejar de
distinguir entre la relación y unos recursos llamados “cuidados” que la
relación debe gestionar, y es entender que relacionarse siempre es gestionar
recursos; que sin la cosa, sin el mundo, solo tenemos a dos sujetos, o tres, o
todxs, que se contemplan perplejxs y vacíxs.
Es, además, el elemento que nos falta para entender el
porqué de las relaciones, y gracias al cuál será mucho más difícil que estas
tengan porqués ocultos.
8. PORQUE YO QUIERO, NO PORQUE LO DIGA LA TV – VIVIMOS EN MATRIX – MATRIX TIENE FORMA DE CORAZÓN
Esta línea me parece particularmente irritante. No hay cosa
más cuñada que intentar descubrirle Matrix al de enfrente.
Que vivimos ideológicamente alienadxs es una evidencia. Pero
superar esa alienación no es un golpe de conciencia, sino un proceso siempre
activo y nunca terminado. Matrix se abandona en cada aprendizaje verdadero, no
mediante una desconexión traumática y reveladora, como en la peli. Por eso ponerse del otro lado de Matrix, ser quien
desconecta de Matrix, es pertenecer a Matrix más que nunca.
La revelación, sin embargo, es posible, pero es siempre una
revelación concreta, porque cada descubrimiento aparece con algún grado de
disrupción, algún momento de cambio, algún eureka. Salir de Matrix es hacerlo
innumerables veces, en cada uno de sus planos.
Y en el plano relacional Matrix se llama amor. Salir del
amor también es una idea general, pero con un primer nivel de concreción que la
vuelve práctica y militante. Matrix, en realidad, no significa nada, es una
abstracción, es el control mismo. “Vivimos en Matrix” puede traducirse por “nos
controla el control”. Es una oración sin sujeto. Cuando aportamos un sujeto, el
amor, el sentido empieza a articularse y podemos pisar firme.
9. JUGAR A CASITAS – RED AFECTIVA – RED DE RECURSOS
Está bien que este punto tan divertido sea el siguiente,
porque alivia la irritación producida por el anterior. ¿Recordáis el séptimo,
ese en el que se reivindicaba, aunque de forma incompleta, el componente
material de las relaciones a través el concepto de cuidados? Pues aquí se
desanda el camino.
Lxs materialistas (criticar el materialismo, cuando no se
trata de avaricia sino de reconocimiento de que el mundo está formado por
materia y todo tiene, por tanto, una dimensión material, es hipocresía burguesa
de libro) ahora son lxs románticxs, que quieren una vivienda. La gente ética
vive de los abrazos, de la buena vibra y de los círculos de pies. Sus
relaciones son “afectivas”, es decir, puramente simbólicas. Por eso se les ha
llamado tantas veces a capítulo con respecto al uso del concepto “cuidados”; porque
en este discurso los cuidados son
simplemente afectivos y su necesidad puramente subjetiva, pero el conjunto
completo de los cuidados, especialmente aquellos que consumen más recursos y
generan más dependencia, quedan invisibilizados.
10. PASIÓN ETERNA – COMPAÑERXS DE VIDA – COMUNIDAD: EL MUNDO
No me parece mal que se pase de la pasión eterna al
compañerismo eterno. Pero eso ya se proponía en los años 50, e incluso antes .y
se llamaba “matrimonio”. Si mi objetivo es relacionarme bien, estar bien
relacionado, tener satisfechas mis necesidades relacionales, ¿dónde está mi
función política, mi propuesta transformadora, mi revolución?
No me relaciono bien como fin en sí mismo. Me relaciono bien
porque eso es lo que me capacita para actuar como sujeto político, para mirar
al mundo y contribuir a su armonía. Tanto
el amor romántico como las alternativas éticas nos hablan de las relaciones
desde una sola perspectiva, la del apego, la de mis necesidades. Por eso
son infantiles, por eso son insuficientes y por eso son burguesas. Esa parte de
las relaciones es solo la que tiene que ver con nuestra seguridad, y es ella sobre
la que nos volvemos cuando nos falta. Pero nuestra
mirada debería estar puesta en la exploración del mundo, hasta el punto de
descubrir que nuestras relaciones son saludables porque no nos acordamos de
ellas, y porque es en el mundo, y no en ellas, donde verdaderamente estamos.
4 comentarios:
No entendí la afirmación de que los celos son el síntoma de una situación de injusticia. Podrías explicarlo un poquito? Muchas gracias de antemano!
Los celos son el resultado de una expectativa frustrada; algo que esperaba, normalmente relacionado con la apropiación sexual, no se está cumpliendo, y su incumplimiento me hace sufrir.
Pero mi expectativa puede ser legítima o ilegítima, es decir, justa o injusta. Por eso son siempre el resultado de una injusticia.
Si mi expectativa es justa y no se cumple es que alguien está ejerciendo una injusticia sobre mí. Si mi expectativa es injusta, entonces soy yo la fuente de esa injusticia y debo resolver los celos cambiando mi expectativa.
Gracias por tu comentario :)
Tengo serias dudas sobre las definicions y bondades de la agamia que planteas. Primero te diría que la agamia, tal y como la planteas en diferentes espacios es más una práctica ideològica que una descripción de una realidad concreta. Pero bueno, no negaré que cuestionar la ideología imperante previa a una relación no sea un punto de partida. No es mi estado vital que parto de una experiència relacional previa, que trata luego de informarse, de otras experiencias alternativas.
En cualquier caso, mi crítica a tu post se hace imposible dado que no hay una definición, propuesta tuya de definición, del concepto pareja. Según qué post, según que artículo, uno pesnaría que a ratos se se siente ágamo, y otras un poliamoroso, la parecer capitalista y patriarcal reformista de la monogàmia para mantener un sistema de dominación. Hablas de Contrato vs consenso. Consenso, con quien? Quienes entran en ese consenso? Que les diferencia? Hay posibilidad de consenso en el poliamor? Hay posibilidad de consenso en las relaciones abiertas? Mi temor frente a la agamia, en definitiva es és la creacion de realidades no-reconocidas. Cuando una relación sexoafectiva continuada, o una convivencia se convierte en "pareja"? Entendemos agamia como el compromiso radical de no establecer normas, como norma? Según he visto en tus reflexionés, no. En la definicion de agamia hay "Contrato" -consensuado (qué otro tipo de relaciones podemos establecer que no sean consensuadas? Unas no-éticas, sin duda) qué modelo de poliamor críticas y que parece que se ha perdido el origen y raíz del mismo? En mi opinion, el debate ético sobre nuestras relaciones afectivaz, sexuales, de cuidados deben previamente observar los cimientos de las relaciones, (relaciones en su conjunto y también desde la agamia -cualquier relación que no establezca la no-norma como norma y que parte, al final no de un consenso sinó de la posición individual, tal vez compartida, de no tener ninguna norma-) De momento solo puedo "comprarte" el concepto de Apropiacion sexal que para mi es el único concepto radical -de raíz- que le veo cierta lógica intelectual, la comparta o no, y aunque particularmente tengo claro que no la practico. ¿Mi decisión de no no practicarala ha de implicar que es la única opcion ética posible? Abierto a la reflexión en este debate. No creia ue haya una posición unívoca sobre este punto.
En fin que en funcion de la definicion de pareja puedo afirmar o negar la existència de tener o no "pareja" -o triada-.
Por cierto personalmente soy contrario al uso de los adjetivos y sustantivos como definiciones y como elementos de construcción de identidad y favorable al uso del verbo. No porque no crea que no sean útiles para la descripcion, però sí porque políticamete construyen Marcos normativos que no comparto. El uso del lenguaje al servicio de cierta decosntrucción mental que permita una mirada más flexible y libre de la Concepción de nuestras realidades diarias. No sé supongo que es una propuesta política el no-ser nonógamo, bígamo, agamao o nada.
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