Como el tema de la próxima quedada del grupo de Facebook es
el valor sociosexual (VSS) he posteado en él este ya celebérrimo vídeo con el
texto “veis/oís algo raro?”
Ha sido un error, porque yo ya tenía pensado qué era eso
raro de lo que quería hablar, y con lo que me he encontrado ha sido con que la
gente del grupo se/nos ha regalado un montón de análisis diferentes, relacionando
siempre el vídeo con el VSS, a cuál más interesante, y que darían, todos, para
su propio texto.
Así que he decidido hacer una entrada con mi idea original.
Para ver las restantes os remito al grupo y a que, si no sois miembros, me
solicitéis que os agregue por el medio que prefiráis.
En fin, éste es el chirrido que a mí me ha sonado más
estridente:
Resulta obvio que lo que se nos presenta es una apología de
la desnormativización del canon de belleza. Se nos está transmitiendo ese
mensaje tan popular de que cualquier persona es hermosa, de que las cosas que
habitualmente hemos considerado desagradables no lo son tanto si superamos prejuicios,
de que la belleza se da en muchas formas, no sólo en las más frecuentes,
promediadas o convencionales,… Mil etcéteras; os sonarán todas.
Se nos dice esto mediante un ejemplo exitoso en el que una
persona con una característica que el patrón normativo considera un defecto
“triunfa” en su cita, en vez de ser rechazada por aquella otra a la que ha sido
presentada.
Y mientras nos regodeamos en el final feliz que representa
la realización de la utopía, ella nos cuenta lo mucho que la apoyó su padre desde
niña, y nos dice: “me enamoraría de alguien como mi padre. Bueno, un poco más
alto.”
Espera…
¿Quieres decir que si te hubieran presentado a alguien con
la altura de tu padre le habrías dicho “aspiro a que mi alopecia se integre en
el canon de belleza, del que te dejo fuera por enano”?
Pues claro. Exactamente eso.
Los ataques al canon de belleza normativa vienen siendo así
de ingenuos y, por supuesto, de estériles. Parece que la lógica del VSS, ésa
que dice, simple y llanamente, que el VSS
es el mejor predictor en la formación de relaciones porque los sujetos
procuran, por encima de cualquier otra consideración, obtener el máximo VSS posible,
es algo más que el síntoma de una moda.
Lo que quiero traer aquí, apoyado precisamente por el
ejemplo del vídeo, son algunas características de estos supuestos ataques al
canon que demostrarían que no hay tales ataques, dado que estos se realiza
estrictamente dentro de la lógica de la optimización del VSS y, por lo tanto,
de la competitividad clasista e, incluso, de la exacerbación, tanto de ésta,
como de la estética que dice cuestionar.
Estas características no están sólo presentes en campañas
mediáticas y grandes hits hiperretuiteados. Están en nuestro discurso, en
nuestra manera de hacer como que combatimos el canon sin poner en peligro
nuestro VSS, en nuestra reivindicación constante de que nosotrxs no
participamos de eso que todxs hacen. Y, por supuesto, en nuestra resistencia
desesperada, traumatizada, a reconocer que, en la búsqueda del amor, estamos
representados por una cifra.
Veámoslas:
1-En todos estos cuestionamientos hay un sujeto estéticamente marginal que se
reivindica a sí mismo cómo objeto de deseo. La razón que respalda esta
reivindicación es el derecho inalienable a considerarse especial y, por lo
tanto, “como las personas guapas” (es decir, no hay razón alguna, más allá de
la fe voluntarista en unx mismx. Frente a la lógica del VSS, el mismo
pensamiento mágico que el neoliberalismo impone a lxs emprendedorxs).
2-En todos ellos, el
sujeto protagonista no se cuestiona
su propio deseo. Parte inalienable de la dignidad reivindicada es poder
elegir, y la posibilidad de elegir sólo puede representarse eligiendo aquello
que todo el mundo elegiría. Escapando del disciplinamiento al que la lógica del
VSS somete a las personas reales, estos sujetos creados por su propio discurso
se caracterizan porque nunca se
desearían a sí mismxs.
3-Mediante la separación entre personajes sujeto y
personajes objeto, se invisibiliza la
contradicción entre el punto 1 y el punto 2. Si echamos un vistazo general
al conjunto de todos estos discursos reivindicativos, el resultado es un
paisaje absurdo: un montón de personas ejerciendo a la vez su derecho a pedir
algo y su derecho a no escuchar las peticiones del resto. La propuesta es una
sociedad en la que cada individuo grita “¡soy más guapx de lo que creéis!”
mientras se tapa los oídos para no oír el grito de todxs lxs restantes,
confiando en que eso le ayude a ser escuchado. Es decir, una exacerbación
suicida de la competición, en la que todas las energías están puestas en
competir.
4-Se representa una
elección contra la lógica del VSS que es siempre tramposa. Quien dice
elegir sin atender al canon lo hace sólo en la medida en la que su opción
corresponde con su VSS. No cuestionamos la lógica del VSS por elegir personas
con poco VSS, sino por elegir a aquellas que tienen menos VSS que nosotrxs. Y
no por elegir a quien tiene menos VSS del que nos atribuimos en nuestro
discurso (que es, por lo tanto, una forma de marketing) sino del que tenemos en
realidad. Y eso no es lo que aparece en estos supuestos cuestionamientos.
La lógica del VSS es respetada
como una ley de hierro. En el ejemplo del vídeo, la mujer, una vez mostrada
su alopecia, no reduce su VSS a uno por debajo del hombre con el que cena;
antes al contrario, lo aproxima al de él. Si bien se produce un efecto
normalizador (y por lo tanto deseable) de la alopecia, esta normalización sólo
consiste en la inclusión de la alopecia en lo cuantificable como VSS. La inclusión
de la característica marginal reivindicada se realiza a cambio de
características normativas compensatorias, de modo que el VSS no sufra merma. El
objetivo es evitar que haya individuos que se consideren a sí mismxs fuera del
mercado.
No se trata de que la mujer del vídeo deje de ser juzgada
por su alopecia, sino, precisamente, de que sea juzgada por ella; de que la
alopecia aparezca también como factor mercantilizable. “Te queda bien”, le dice
su compañero. “Aunque te quedaría mejor tener pelo”, podría haber añadido. “Si
tuviera pelo no estaría cenando contigo”, apostillaría entonces el VSS.
1 comentario:
El concepto "capital erótico" se usa para hacer referencia al valor convertible en capital que tu cuerpo pone a tu disposición en tanto que objeto de deseo sexual (lo que puedes ganar como modelo, por ejemplo, o por matrimonio).
El valor sociosexual es la posición que el sujeto ocupa en el grupo cuando éste se ordena en función de la elegibilidad sexual (determinando correspondencias y jerarquías).
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