Decía aquí que lo que el sexo significa, o lo que debería
significar, es causa aparentemente insuperable de desencuentro sexual.
Por eso realicé la tentativa de exponer los distintos
valores que el sexo adquiere para nosotrxs, de modo que entendamos cómo esos
valores dialogan entre sí.
Hablé ya del primero, que era la banalización del sexo, y del
segundo, que era la atribución al sexo de una significación trascendente.
Continúo.
3_De vuelta a la
realidad
La tercera es lo que
el sexo significa de verdad. Es la vista de pájaro que incluye no sólo las
significaciones explicadas, sino su dimensión tanto subjetiva como objetiva (lo
que se piensa que el sexo significa junto con lo que acaba significando de
verdad), así como relacional (lo que significa en tanto que encuentro).
Y, por supuesto, lo que el sexo significa socialmente, como
conjunto de actividades que se pueden entender bajo la misma categoría y que
tienen un mismo conjunto de significaciones y efectos:
-El sexo como forma de consumo.
El sexo como forma de control social,
como alienación, como escuela de dominación donde se juega a
la dominación para aprender a perder la piedad allí donde hace aún más falta
que se pierda.
-Y el sexo con sus virtudes
y beneficios, claro, como placer, como desahogo, como encuentro en un mundo
donde el encuentro se reduce cada vez más, como autoencuentro… pero para hablar
en estos términos elogiosos de nuestro sexo hace falta obviar tanto sus faltas
que produce pudor y deseo de pasarlo por alto.
-Y es el sexo también como decepción. Como aquello que enseguida rebela su vacío, su falta de
fuste, su tedio. Es el sexo desde el escepticismo ante el sexo que se ve siempre
confirmado.
Quienes creen que ésta es la significación adecuada para el
sexo suelen considerar que el resto de significados son, en general, sobrevaloraciones. Que el sexo ni es
tan divertido ni es tan noble. Que tras el sexo no hay nada que no haya sido un
añadido cultural para hacer del sexo algo peor que lo que originalmente era, y
que, al final, para lo que vale el sexo es para vehicular mucho control a cambio
de un poquito de satisfacción que, visto lo visto, parece prescindible.
Estas personas opinan con frecuencia que el sexo es cansino
y cargante, como esxs amigxs que te dicen que te bajes a tomar una caña, pero
no te sueltan hasta que te han jodido la tarde a base de inflarte a cerveza.
Son personas sexualmente pragmáticas, muchas veces
escépticas o directamente aversivas hacia el sexo y, en general, algo inmovilistas:
está jodido el sexo. Que le den.
4_Empoderamiento
sexual
Y, por último, está la
significación que el sexo debería tener.
Más allá de concretar cuál es esa significación, es evidente
que necesitamos un plan para el sexo.
Porque somos seres humanos, y tenemos una
ineludible agencia sobre nuestras construcciones sociales (lo que el sexo es hoy
es lo que otrxs hicieron que el sexo fuera antes de nosotrxs). Y porque lo que
el sexo es no está bien de ninguna de las maneras.
No sé muy bien cuál es el perfil de las personas que
asientan su interpretación del significado del sexo sobre lo que el sexo
debería significar, porque no encuentro muchas. Pero, en mi opinión, esa
significación debería entenderse, para empezar, como una transición que contemplara todas las significaciones anteriores, en
vez de despreciarlas. Que las tuviera muy presentes y que recordara que, aunque
parcialmente ficticias y casi completamente indeseables, esas significaciones están a día de hoy presentes y tienen
consecuencias reales sobre nuestras vidas y sobre las de las personas con las
que nos relacionamos.
Pero deberían tener, además, un plan que, en mi opinión, puede
irse construyendo sobre el despojamiento de esas mismas significaciones. De
este modo nos encontraremos con un sexo
que se pregunte a sí mismo para qué se quiere, ya que todo aquello para lo
que se quería parece, en realidad, no sólo poco deseable sino, en general,
inaccesible a través del sexo.
Vaciar el sexo de
significación no es banalizar la significación que ya tiene y tratarla como si careciera
de importancia. Es, más bien, preguntarnos qué necesitamos, que es como preguntarnos qué debemos necesitar, o qué
nos debemos, y comprobar si algo de ello está en el sexo, o si el sexo puede
ayudarnos para conseguir algo de ello. Es acercarnos al sexo sin la
ambición de poseerlo, sino con la curiosidad desinteresada de descubrirlo.
Y descubrirlo podría ser descubrir, también (hay que
prepararse para cualquier cosa), que el sexo poco importe, de modo que
descubrir el sexo conlleve descubrir aquello verdaderamente importante que el
sexo estaba ocultando y que ahora aflore su verdadera importancia impulsado por
un sexo que ocupe su lugar más adecuado.
Sería algo así como descubrir que el sexo estaba en otro
sitio, y poder por fin ir a buscarlo.
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