Mi hora de la comida es sagrada. Para un buen rato que tengo
al día, para un capricho que me doy…
Así que no falla que a las 14:30 en punto
tenga lista la mesa, con los cubiertos, el salero (siempre me gusta echarme un
poco más), mi trozo de pan, mi agua del grifo y mi servilleta abundante.
Saco las lentejas del micro, enciendo el ordenador y me meto
en GastroHub.
Desde que existe esta web, comer es mucho más fácil. Antes
había que bajarse los vídeos del e-mule. Tardaban un montón y no sabías lo que
te ibas a encontrar, así que te tocaba comer con ellos fueran de lo que fueran.
A veces ni siquiera era gastrográficos. Incluso aparecían películas normales. Ahora
se descargan más rápido. Encima, en GastroHub los encuentras todos juntos, y si
uno no te convence, pues pasas al siguiente y listo.
Al principio iba directamente a “vídeos más vistos”, pero casi
todo era comida de diseño, y la mayoría de los vídeos me resultaban falsos y
artificiosos. Me costaba identificarme con esos ingredientes que no he probado
en mi vida. Afortunadamente hay una enorme variedad de secciones, y he
descubierto una de “comida popular” que me pone el estómago como una
trituradora.
Escribo “lentejas” en el buscador y ahí están: una infinidad
de posibilidades con las que disfrutar. Le doy a uno que se llama “puchero
glorioso”, y aparece un tipo delante de un plato de lentejas que, ¡joder, no es
tan distinto del mío!
Sólo la manera como las huele ya empieza a abrirme el
apetito. En seguida coge unas pocas con la punta de la cuchara y se las mete en
la boca, muy despacio. Las saborea un rato. Se ve que están buenas y que
disfruta. Otra cucharadita pequeña, hmmm, aumentando la tensión… Y de pronto,
¡zas!
¡Cucharadón! ¡Ya no podía aguantarse, el tío! Yo voy comiendo también,
que me han entrado ganas.
El colega se ha animado rápido. ¡Vaya ritmo! No se da tiempo
ni para tragar. Cuando abre la boca para meter más casi se le salen las que
tiene dentro. Yo tampoco me estoy portando mal. Además, esta vez tenían un buen
punto de calor. Así es como me gustan.
Ahora empieza con el pan. Eso me encanta. Es una de las
cosas que he aprendido con estos vídeos. A jugar, a inventar, a dejarme llevar
por la imaginación. Yo antes tomaba una cucharada y le daba un mordisco al pan.
Cucharada, mordisco al pan. Cucharada, pan. Pero ahora me abandono, como la
gente de los vídeos. Y a lo mejor lo mojo en las lentejas y lo muerdo, o echo
un trozo y me lo como, o lo dejo ahí y que se empape y ya me lo encontraré. Lo
que sea. El caso es disfrutar. Tengo eso que agradecer, la verdad. Ahora como
con ansia. Con verdadera ansia. Por eso necesito servilletas, porque me pongo
perdido. Pero ni mucho menos como la gente de los vídeos, claro. Esa lo deja
todo como si hubieran pasado los hunos. Son la hostia. No quiero ni pensar lo
buenas que tienen que estar sus lentejas.
Y ya está. Cuando me quiero dar cuenta el plato vacío y el
estómago lleno. En menos de diez minutos he terminado de comer. Otra cosa
hecha.
En fin, menos mal que tengo GastroHub. Porque si no, no
habría quien se tragara esta mierda de lentejas.
1 comentario:
Al principio me sentí identificada con el ritual de comida de las 2:30. Después..............me robó varias sonrisas desde el alma.
Saludos desde México
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