preparación
Observa el trato diferenciado que damos en sociedad a las
distintas partes del cuerpo. Piensa qué partes tocamos y cuáles no, qué partes
vemos y cuáles no, qué partes miramos y cuáles no.
Piensa también en las funciones sociales de esas partes. Con
qué partes nos relacionamos y, por lo tanto, están proyectadas hacia fuera, y
qué partes ocultamos porque revelan información personal sin elaborar. Qué
partes tienen que ver con la defensa, con el ataque, con la comunicación. Qué
partes son nobles y qué partes son plebeyas, qué partes se dedican a la
organización y cuáles al trabajo, qué partes nos representan y cuáles son
genéricas.
Ahora piensa sólo en la sexualización de esas partes.
Intenta imaginar una escala de sexualización, de las partes más sexualizadas a
las partes menos sexualizadas. Por supuesto, los genitales estarán en lo más alto
de esa escala. Piensa en cómo tratamos socialmente los genitales.
primer ejercicio
Imagina que no existieran los genitales, y que todos las
partes del cuerpo tuvieran que subir un puesto en la escala de sexualización
para poder recuperar así el tabú sexual. Imagina que nuestra cultura hubiera
construido el sexo en torno a cuerpos donde no hubiera genitales. Ahora habría
otra parte del cuerpo que ocuparía su lugar, y que sería tratada como ellos. Decide de qué parte se trata.
Intenta habituarte a la idea. Practíca cuando estés en
sociedad.
Llévalo a sus últimas consecuencias. Intenta también tratar
esa parte del cuerpo de las otras personas como si fueran sus genitales,
mientras intentas presentar y esperar ser tratadx en esa parte de tu cuerpo
como presentas y esperas que sean tratadxs habitualmente tus genitales.
segundo ejercicio
Ahora invierte el ejercicio. Añade una parte imaginaria a tu
cuerpo. Puede ser cualquier cosa. Unas alas. Un cuerno en la nuca. Unas
branquias. Un ojo secreto. Sexualízala hasta convertirla en la parte más
sexualizada de tu cuerpo, por encima de tus genitales. Ahora tus genitales son
sólo la segunda parte más sexualizada de tu cuerpo, y deberán ser tratados como
lo era la parte que ocupaba hasta el momento el segundo puesto en la lista.
Intenta habituarte a la idea. Practíca en sociedad.
Imagínate preservando y sacralizando alguna otra cosa que no sean tus genitales
y observa cómo éstos dan un paso hacia su socialización y su normalización.
Juega libremente con la sexualización de las distintas
partes de tu cuerpo.
Y, sobre todo, invita a hacerlo. Puedes practicar este
ejercicio junto con varias personas, dejar que el ejercicio transcurra de fondo
a vuestro encuentro, e ir comentando los resultados de vez en cuando. Si jugar
con las dos partes más sexualizadas es demasiado violento, podéis bajar a
cualquier nivel de la escala, incluso podéis dar grandes saltos en la escala,
desexualizando partes muy sexualizadas, y a la inversa.
Si decides valorar tu desempeño en el ejercicio no te
preguntes si has conseguido realizarlo. Pregúntante si has experimentado algo
novedoso, si ha cambiado algo, si has descubierto algo. No te preguntes sólo
por lo bueno que has sido tú en el ejercicio. Pregúntate también por lo bueno
que ha sido el ejercicio en ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario