miércoles, 6 de julio de 2016

EROTISMO. actividad I. (DE)SEXUALIZACIÓN


preparación

Observa el trato diferenciado que damos en sociedad a las distintas partes del cuerpo. Piensa qué partes tocamos y cuáles no, qué partes vemos y cuáles no, qué partes miramos y cuáles no.

Piensa también en las funciones sociales de esas partes. Con qué partes nos relacionamos y, por lo tanto, están proyectadas hacia fuera, y qué partes ocultamos porque revelan información personal sin elaborar. Qué partes tienen que ver con la defensa, con el ataque, con la comunicación. Qué partes son nobles y qué partes son plebeyas, qué partes se dedican a la organización y cuáles al trabajo, qué partes nos representan y cuáles son genéricas.

Ahora piensa sólo en la sexualización de esas partes. Intenta imaginar una escala de sexualización, de las partes más sexualizadas a las partes menos sexualizadas. Por supuesto, los genitales estarán en lo más alto de esa escala. Piensa en cómo tratamos socialmente los genitales.
primer ejercicio

Imagina que no existieran los genitales, y que todos las partes del cuerpo tuvieran que subir un puesto en la escala de sexualización para poder recuperar así el tabú sexual. Imagina que nuestra cultura hubiera construido el sexo en torno a cuerpos donde no hubiera genitales. Ahora habría otra parte del cuerpo que ocuparía su lugar, y que sería tratada como ellos. Decide de qué parte se trata.

Intenta habituarte a la idea. Practíca cuando estés en sociedad.

Llévalo a sus últimas consecuencias. Intenta también tratar esa parte del cuerpo de las otras personas como si fueran sus genitales, mientras intentas presentar y esperar ser tratadx en esa parte de tu cuerpo como presentas y esperas que sean tratadxs habitualmente tus genitales.

segundo ejercicio

Ahora invierte el ejercicio. Añade una parte imaginaria a tu cuerpo. Puede ser cualquier cosa. Unas alas. Un cuerno en la nuca. Unas branquias. Un ojo secreto. Sexualízala hasta convertirla en la parte más sexualizada de tu cuerpo, por encima de tus genitales. Ahora tus genitales son sólo la segunda parte más sexualizada de tu cuerpo, y deberán ser tratados como lo era la parte que ocupaba hasta el momento el segundo puesto en la lista.

Intenta habituarte a la idea. Practíca en sociedad. Imagínate preservando y sacralizando alguna otra cosa que no sean tus genitales y observa cómo éstos dan un paso hacia su socialización y su normalización.

Juega libremente con la sexualización de las distintas partes de tu cuerpo.

Y, sobre todo, invita a hacerlo. Puedes practicar este ejercicio junto con varias personas, dejar que el ejercicio transcurra de fondo a vuestro encuentro, e ir comentando los resultados de vez en cuando. Si jugar con las dos partes más sexualizadas es demasiado violento, podéis bajar a cualquier nivel de la escala, incluso podéis dar grandes saltos en la escala, desexualizando partes muy sexualizadas, y a la inversa.

Si decides valorar tu desempeño en el ejercicio no te preguntes si has conseguido realizarlo. Pregúntante si has experimentado algo novedoso, si ha cambiado algo, si has descubierto algo. No te preguntes sólo por lo bueno que has sido tú en el ejercicio. Pregúntate también por lo bueno que ha sido el ejercicio en ti.

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