Tyfus dijo…
Diecisiete párrafos
para que toda su argumentación se resuma en 3 lineas " La otra
consecuencia es que una reducción drástica del consumo de prostitución
asequible repercutirá directamente en la franja correspondiente a la esclavitud
y, por lo tanto, la medida es un golpe poderoso a dicho sector del mercado.
Seguirá habiendo prostitución, pero habrá menos esclavas (medida, por lo tanto,
netísimamente de izquierdas)."
la única razón para
escribir tanto a favor de una medida ¿es una premisa falsa?
Penalizar a una
persona por llegar a un acuerdo comercial en el que ambas partes están de
acuerdo porque se den otros delitos en ese ámbito es de lelos, lo que hay que
hacer es perseguir los delitos, no crear unos nuevos. La medida sólo añadirá un
componente extra de marginalidad a un colectivo, haciendolo más susceptible a
la entrada y control de las mafias, pero supongo que es más fácil hacer como
que hacemos algo que reconocer que lo qeu teníamos que hacer no se está
haciendo.
Curioso que tanto
artículo como primer comentario hagan tanto énfasis en las heces para alguien
que opina diferente...
Seguro que me he explicado mal. Mi intención no era tanto
escribir a favor de la medida, que lo era, sino en contra de los argumentos
esgrimidos para reprobarla. Expuestos sintéticamente, son los siguientes:
1-cada uno tiene derecho a establecer con su cuerpo libres
relaciones contractuales.
2-cada uno tiene derecho a ser satisfecho en sus necesidades
sexuales.
3-la prostitución es una salida laboral para personas en
situación de exclusión social.
4-la medida es ineficaz porque prohibir algo siempre lleva
al aumento de su demanda y clandestinidad.
5-la medida es ineficaz porque no se puede hacer desaparecer
algo que siempre ha existido.
6-la medida es injusta e ineficaz porque no se dirige sobre
el problema mismo sino sobre la parte más débil del problema, perjudicando a
practicantes inocentes de dicha actividad.
Los argumentos 1, 2 y 3 son rebatidos por la importancia del
problema perseguido. Dado que la esclavitud es un daño que, en estas
circunstancias, está llevado a mayor gravedad que la pérdida de la libertad
sexual y el deterioro de la exclusión social, e infinitamente mayor que la
pérdida de la libertad contractual indiscriminada (que, por otro lado, ni
existe ni ha existido jamás), resulta que los argumentos 1, 2 y 3 pasan a la
consideración de males menores.
Los argumentos 4 y 5 son generalizaciones falaces que, si
bien no se pueden generalizar en sus contrarios (“la medida es eficaz porque se
puede hacer desaparecer algo que siempre ha existido”, por ejemplo) encuentran
rápido contraejemplo a poco que se los tome mínimamente en serio.
En cuanto al argumento 6, que entiendo que es el utilizado
por tyfus, hermana guapa de las dos anteriores y víctima de la misma genética
defectuosa, diré simplemente que la política y la legislación no son actividades
asépticas, sino noble o innoblemente sucias, según el caso, pues dependen
siempre, para valorar su justicia, de un cálculo no redondo de sus
consecuencias. Las legislaciones están plagadas de prohibiciones sobre acciones
que, realizadas sin ánimo de daño, no tendrían por qué ser prohibidas, pero que
constituyen una oportunidad difícilmente controlable para realizar un daño (por
ejemplo, la prohibición de venta de tabaco a menores, que no implica consumo,
pero que da una facilidad incontrolable para realizarlo).
La medida francesa puede acabar resultando ineficaz (sobre
todo si no se ponen los medios para ejercerla), pero pocas pueden ser las voces
autorizadas a afirmar con rotundidad su inadecuación. Sin embargo, las voces
han sido muchas, estruendosas y estridentes, desesperadas, se diría, como si
denunciaran una obviedad que en modo alguno, como se ve, puede serlo. Contra
ellas, como ya estaba escrito, va el artículo; contra quienes siguen obviando
que, ante todo, estamos hablando de esclavitud, secuestro, violación y muerte.
Es duro asumir la idea: “me he aprovechado sexualmente de la esclavitud de una
persona”. El incentivo para hacerlo es pensar que se ha evitado la reincidencia
en una culpa tan difícil de soportar.
Sí concedo, sin embargo, la afirmación de que el texto está
compuesto de 17 párrafos. No lo he comprobado personalmente pero, en este punto,
confío en el buen criterio del comentarista.
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