21 Febrero 2013, Jueves 23:48
Raquel
tiene mañana la presentación de un proyecto. De su nuevo cargo le satisface mucho
más la gestión que este tipo de compromisos en los que debe aparecer en público,
especialmente si ha de enfrentarse a una audiencia numerosa. Aún no ha
conseguido hacerse del todo con los mandos de cada una de las responsabilidades
que debe manejar, y no las tiene todas consigo con respecto a estar haciendo el
papel que se esperaba de ella.
Suena
el móvil. Álvaro le llama para darle el beso de buenas noches. Lo mira sin
moverse. Ya había pensado en este momento, y ahora lo ve con claridad. En la
última semana dos de esas llamadas no han acabado bien. Y sólo han pasado
separados cuatro noches. No puede permitirse el riesgo. Si la conversación se
prolongara, si un cambio de ánimo afectara a su concentración… Son llamadas
peligrosas.
Toma
el teléfono y escribe “ya estoy dormida, mi amor. Perdona que no te haya
avisado. Me he acostado prontísimo porque tengo la presentación y quiero estar
fresca. Hablamos mañana. Te quiero mucho. Que descanses. Quiéreme. Un beso
enorme.” Lo envía y vuelve a dejar el móvil. Instantes después su
vibración alerta de la recepción de un mensaje. Lo abre y lee: “Ok.”
Devuelve
el móvil a la mesa y continúa con su trabajo. El presupuesto de fotografía es
el punto débil del conjunto. Se está vendiendo un resultado virtual con una
espectacular iluminación a precio estándar, para el que se ha diseñado una
solución imaginativa pero muy arriesgada. Si no funciona habrá que resolverla
con todo el despliegue de medios, y eso significará un gasto mucho mayor que el
cliente no aceptará si cree que puede darse el caso. Es necesario transmitir confianza respecto
a ese recurso. Confianza y tranquilidad. Calma, tranquilidad, confianza… Serenidad.
“Ok.” Y nada más. Álvaro está enfadado. Seguro. Y el punto al final, dejando
claro que ahora es él quien va a ocultarse.
historia de amor: desglose por indicadores. XXII. la intuición es una espada de oro
historia de amor: desglose por indicadores. XXII. la intuición es una espada de oro
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