Álvaro vuelve de la mesa del
auxiliar de programación. El marrón del pobre chico requiere por lo menos de una
hora y media. Le ha indicado la dirección de trabajo y un blog en el que
encontrará respuestas a la mayoría de las dudas emergentes. En su correo se han
almacenado tres mensajes del analista y acaba de llegar un cuarto. En dos de
ellos pide modificaciones al programa. En otros dos, respuesta. La cabeza de Álvaro
trabaja rápido. La primera de las modificaciones es viable en una media hora. La
segunda es más compleja, y responder requiere de una investigación detenida. Escribe
excusándose por no haber contestado antes, y diciendo que estaba inmerso en la
primera de las modificaciones, que ya está lista. Sabe que el analista no podrá
comprobarlo antes de la mitad de la mañana siguiente, y que podrá encontrar esa
media hora. En poco más de cinco minutos elabora una argumentación sobre la
imposibilidad de realizar la segunda. Terminado y resuelto. Sonríe.
Se levanta y va al baño. Se
mira en el espejo y se vuelve a colocar el pelo como Raquel le ha enseñado para
estar mucho más guapo. El sobresalto del sonido del whatsapp desvía levemente
la dirección de su orina. Se lava las manos y lo mira. Es Raquel: “Me ha
surgido un problema. No puedo quedar. Lo siento muchísimo, cielo. Luego te
llamo. Un beso”.
Álvaro cae en un
ensimismamiento del que lo extrae la imagen del espejo. Una mirada inexpresiva,
enmarcada en una cara vulgar, coronada por un pelo raro que nada tiene que ver
con el estilo de su ropa.
Vuelve a su mesa y empieza
con la primera modificación. Un rato después el auxiliar comenta: “Estás mejor,
¿no? Te veía muy nervioso. Estamos todos fatal, pero tenemos que conseguir controlarnos."
historia de amor: desglose por indicadores. X. ¡¡¡Crecer!!!
historia de amor: desglose por indicadores. X. ¡¡¡Crecer!!!
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