Me dice una amiga que está dolida
porque su follamigo no queda ya con ella. Dice que le ha dicho que la quiere
mucho, que le alegra la vida y que espera que esté muy bien, pero que
últimamente no le apetecen tanto sus citas. Me dice que a ella eso le suena a
dejarla, y que mejor pasa de él, porque ahora mismo sufre, y no le merece la
pena. Me dice que no sabe si a él no le ha gustado ella nunca o si lo que pasa
es que le da miedo comprometerse y no se deja llevar por sus sentimientos.
Le pregunto que qué es lo que
esperaba si son follamigos. Le digo que si ella pretendía establecer una pareja
debería haberlo dicho, o decirlo ahora o, al menos, no considerar una cobardía
el que el otro cumpla su trato.
“Ya”, me dice.
Me dice que, de todos modos, no
le entiende. Que él le ha dicho que no hay nada entre ellos, “sólo amistad y
sexo”, pero que si se enrolla con otro quiere saberlo para considerar todo
acabado. Me dice que por qué siente celos si pasa de ella, que qué sentido
tiene eso.
Le pregunto que por qué no va a
sentir celos. Que qué tiene de raro sentir celos porque la persona con la que
follas folle con otra.
Me dice que si él va a follar con
otras ella no tiene por qué ser menos. Que no se lo piensa contar. Que decir
que siente celos es de ser un caradura. Que los celos puedes sentirlos de tu
novia. Que con qué derecho.
Le pregunto si cree que es
mentira que los siente. Le pregunto si no tiene sentido que le duela que ella
empiece a follar con otros. Le pregunto si no debe dejarse llevar por sus
sentimientos.
“Ya”, me contesta. “Pues para mí
esto se ha acabado. Así. Punto.”
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