BORRADOR INFORME VIGILANCIA... ?? a 11-Dic-2011
02:15
Nadie camina sin rumbo. Ni los locos. Al final de cada trayecto espera algo con suficiente valor como para hacer el esfuerzo de cubrir la distancia. Yo lo sé bien. Hasta los paseantes que deambulan, cambian de rumbo, vuelven atrás, se detienen… hasta ellos persiguen algo, tal vez sólo una sensación de desembotamiento o de liberación, pero que puede rastrearse en sus idas y venidas.
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Nadie camina sin rumbo. Ni los locos. Al final de cada trayecto espera algo con suficiente valor como para hacer el esfuerzo de cubrir la distancia. Yo lo sé bien. Hasta los paseantes que deambulan, cambian de rumbo, vuelven atrás, se detienen… hasta ellos persiguen algo, tal vez sólo una sensación de desembotamiento o de liberación, pero que puede rastrearse en sus idas y venidas.
Tú no caminas sin rumbo, por más que no llegues a ningún sitio. Al contrario, tu camino es seguramente el más exacto y minucioso que se puede realizar, mucho más que el avance tosco de quien se dirige a una meta localizada en un punto al que accede tras un puñado de pasos imprecisos y aproximados. Para llegar a donde tú vas hace falta acertar en cada movimiento, porque cada uno, si es incorrecto, puede alejarte de tu objetivo para siempre. Tu objetivo es no ser descubierto. Realizar tu actividad sin dar la menor pista de lo que buscas, aunque te obligue incluso a perderlo. Mientras no te descubran podrás seguir, da igual tras quién.
Pero yo te he descubierto. Ha sido difícil, lo reconozco. Estuviste a punto de convencerme de que eras la excepción. Sin embargo, hoy has cometido un error. O tal vez no has contado con que te siguieran tanto tiempo. O tuviste demasiada suerte, decidiste jugártela y has perdido. Tu éxito era lo que yo necesitaba para resolver el enigma. Sin esta pieza final, sin esta noche pasada en un hotel, tus comportamientos fragmentarios no habrían tenido nunca sentido para mí. Ahora, sin embargo, sé que no pierdes la mirada en la multitud, sino que la fijas en una mujer que pasa intentando detectar en ella claves que te permitan abordarla. Sé que tus caprichosos cambios de ritmo obedecen a los de ella, con respecto a la cual te sitúas para seguir observando, te preparas para abalanzarte desde la más perfectamente diseñada casualidad. Sé a ciencia cierta que cambias de área porque sabes que alguien pasará por allí, alguien para quien ya tienes un plan que ningún observador casual podría considerar premeditado. Y estoy seguro de que esas notas que tomas no son impresiones, ni reflexiones, ni recuerdos inesperados que deseas conservar, ni versos de un poema que dejas iniciado para terminar algún día. Estoy seguro de que llevas un diario pormenorizado de lo que observas y lo que haces que suceda, y estoy convencido de que lo consultas y analizas para confeccionar tu siguiente plan de la manera más eficaz que eres capaz de concebir.
Te tengo. Eres justo lo que tu mujer sospecha que eres. No, eres mucho más. Eres lo que ella no podrá sospechar nunca que llegas a ser. Porque ella piensa que la engañas, pero jamás imaginaría cuánto esfuerzo pones en engañarla, cuánto compromiso, cuánto ardor. Ella cree que tienes una amante. O quizá varias. Pero ni siquiera se le podría ocurrir que tu verdadera traición es este laberinto de ardides construido para tener una vida con ella y, a la vez, fuera de ella. Ella no puede imaginar que tu adulterio es continuo, sofisticado y furioso, no con otra, sino con otra forma de vivir. Me pagó para que descubriera si te ausentas para acostarte con otra mujer. Pero tú no tienes una doble vida con otra mujer. Tienes una doble vida contigo mismo, nada más, y de esa compañía nunca podrá separarte.
Esperaba encontrar a un adúltero con el que convencerla de que siguiera pagándome. Pero eres un monstruo, un monstruito, que ella no querría descubrir nunca y por el que no me va a dar nada. Disfruta de tu noche, aberración. Eres libre.
Domingo, 11-Diciembre-2011
Él no lo sabe, pero me ha salvado. No tiene idea de la situación en la que me encontraba, y hasta qué punto necesitaba que apareciera, aunque fuera de ningún sitio, como ha hecho. ¡Qué sorprendente que de pronto necesitara yo tanto afecto! ¡Qué generosamente me lo ha ofrecido, y qué poco ha pedido a cambio! Cualquier mujer necesita ser tratada así en alguna ocasión y, sin embargo, ¡qué pocas deben de tener la suerte de que he disfrutado yo!
Me ha poseído enloquecidamente, haciéndome sentir más que deseada, irresistible, arrebatadora. Él, tan dulce, tan amable, parecía querer a cada momento que dejara la vida entre sus manos y, sin embargo, me llenaba de ella con su pasión; me entregaba su energía, que me hacía crecer más cuanto más se reducía él en mi regazo, acabándose, yéndose con la cara perdida en mi pecho y su boca intentando desesperadamente sujetar un último bocado de mi carne.
¡Qué diferente! Tú fuiste siempre un hombre en mí, chico alto, y él es ahora un niño que despertará para descubrir que su mamá se ha ido para siempre.
Y la culpa será tuya, que me dejaste, que me entregaste a él, que desapareciste sin entender que tenías aquí la felicidad, el amor perfecto por el que todos luchan.
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